San Martín de Tucumán sumó su quinto triunfo al hilo, llegando a 54 unidades y ubicándose como puntero de su zona junto a otro San Martín, el de San Juan. En este caso, el autor del tanto fue el 10, Juan Cuevas, al 90+5.

Victoria más que merecida para los dirigidos por Diego Flores, que nunca dejaron de buscar los 3 puntos. “Persevera y triunfarás”, dice el dicho. Así fue tal cual, pero para llegar al delirio del pueblo Santo y a los 3 puntos tuvieron que pasar 95 minutos de partido, en el cual los tucumanos siempre estuvieron mejor que Chacarita, que buscó refugiarse y tratar de llevarse un empate en una cancha complicada.

El Ciruja tuvo varias chances claras a lo largo de los dos tiempos. En el primero, Junior Arias tuvo la posibilidad de abrir el marcador por duplicado: primero, tras un gran centro de Bettini que conectó con la cabeza pero se le fue muy alto, y luego, con una definición que dio en el palo, negándole el grito sagrado. Por su parte, las noticias no eran buenas para el Funebrero, que en tan solo 40 minutos tuvo dos cambios obligados por lesión. Tomás Oneto y Nicolás Chaves salieron de la cancha en camilla, dejando una preocupante imagen. Esperemos que no sea nada grave; veremos qué dice el parte médico del club. En su lugar ingresaron Gabriel Lazarte y Federico Laurelli, respectivamente.

Continuando con el análisis, ya a esa altura el local merecía algo más, pero no pudo abrir el marcador. El segundo tiempo fue de la misma manera: un conjunto rojiblanco que acechaba al Funebrero en busca de la victoria, pero el gol se le negaba. Logró anotar por medio de Gonzalo “Turbo” Rodríguez, pero fue anulado por offside. Poco a poco, los de Flores fueron bajando la intensidad, y fue ahí cuando la visita logró llegar con claridad, pero sin éxito, ya que en el arco estaba Darío Sand, capitán Ciruja que le negó el gol a Pisano.

Todo indicaba un 0-0 y que San Martín se quedaría segundo, pero en la última pelota de la noche, apareció Juan Cuevas, que encontró el balón tras una jugada sucia en un córner. Definió fuerte, se desvió en Molinas y entró para desatar la locura en Ciudadela y de sus compañeros. Un gol agónico en un arco con muchos lindos recuerdos para el hincha, que lo ha apodado “el arco de los milagros”. Una vez más, se vuelve a escuchar el sonido de la red en la portería ubicada en la calle Bolívar.